¡Bienvenido al Blog, Opositor!
Como cada año y como ya va siendo
costumbre, aquí me tenéis con el mismo estilo de entrada navideña. Es probable
que me repita como el ajo, pero me da la sensación de que algunas no os cansáis
de leer este tipo de entradas.
Ya tenía pensado hacerlo pero la
verdad es que fue ayer cuando terminé de pulir la idea de lo que quería
escribiros… ¡Gracias a mis sobrinos de 1, 4 y 6 años!
Os pongo aquí abajo una foto para
que lo acabéis de entender un poco mejor….
¿Os acordáis? No me digáis que no
esperábais como agua de mayo esos “Calendarios Mágicos Rellenos de Chocolate”…
Y sino ¡no habéis tenido infancia!
Cuando por fin llegaba el 1 de diciembre
era toda una fiesta. Con un poco de suerte me regalaban varios, por lo que cada día podía comerme varias chocolatinas :D
Además recuerdo perfectamente el
sabor de ese chocolate con leche -que no sé a vosotras pero a mí me sabía "distinto"-, la ilusión con la que abría las ventanitas a
medida que pasaban los días y lo mucho que me gustaba mirarlo.
Y no sólo hacía esto de los
chocolatitos, sino que también montaba el Belén y colocaba a los camellos lejos
del portal. Peero cada día que pasaba los iba acercando más y más hasta que el
día 6 de enero les colocaba ya en el portal… ¡Habían llegado los reyes! Pero no
sería hasta la mañana siguiente cuando por fin llegasen los regalos a ese árbol
de navidad que con tanto cariño había decorado con mi madre. Menuda nochecita
de nervios pasaba… :)
¿Cuándo exactamente dejamos de
sorprendernos? ¿De disfrutar así de la navidad? ¿De dejar que nos invada
ese espíritu navideño? ¿De sonreír al ver las lucecitas en la calle mientras se
nos enfría la nariz del frío que hace?
Puede gustarte más o menos la
navidad, pero seguro que en algún momento llegaste a sentir todo eso que ahora
no recuerdas.
Y es que… QUÉ DIFERENTE es la
Navidad cuando tienes que Opositar. Pasa de un “Qué bien, vacaciones y ambiente
navideño” a un… “Que pase rápido”. Así, tal cual, que pase rápido.
Vemos la Navidad como el sinónimo
de:
- Compromisos familiares
- Los amigos insistiendo en salir
- Comidas y cenas que nos
quitarán tiempo de estudio
- Todo el mundo sonriendo y
pasándoselo bien mientras yo estoy en casa encerrada, estudiando…
- Etc. etc.
Y todo eso se resumen en:
“En Navidad tengo menos tiempo
para estudiar”.
A medida que se acerca “El día de” nos ponemos más y más nerviosas y esa presión se deja notar en el ambiente. ¡Quienes nos rodean lo saben bien!
Y es que yo me preguntaba: “¿Pero
a quién se le ocurrió la genial idea de Opositar justo tras la Navidad?”. Es
como si lo hiciesen a posta, para joder. Toma ya.
Por si no tuviésemos ya suficiente
con llevar tropocientosmil días estudiando como locas, ahora esto: La Prueba
Final. Si consigues pasar esta época Navideña más o menos cuerda… ¡OLE!
FOTO: Ahora tu árbol es ASÍ.
Pues bien… Por suerte o por
desgracia YO TUVE 2 NAVIDADES OPOSITRILES y puedo hablar con Conocimiento de
Causa lo que me tocó vivir un año respecto al otro.
Las viví de una manera muy distinta. Yo no
soy perfecta, ni pretendo serlo. Pero sí me sirvió para madurar y recordar
algunas cosas que parecía que se me habían olvidado.
Recuerdo como si fuese ayer esa
primera Navidad Opositril. Estábamos cenando en la cocina: mi madre, mi padre y
yo. Mi madre no sé qué había hecho para cenar, pero seguro que era algo que me
encantaba y que había preparado con mucho amor :) Era diciembre, todavía
faltaba 1 mes para el examen.
Recuerdo estar mirando el plato y
decir: “Tengo hambre y no puedo comer”. Tenía un nudo constante en el
estómago y en la garganta que me impedía comer… Y cuando lo hacía, lo hacía por
obligación. ¡Qué horror!
Al terminar el día yo estaba
agotada, tanto física como mentalmente. Y ese nudo en el estómago se apretaba
más si cabe cuando no estaba frente al libro a los libros. Comer, dormir, pasear, estar con
alguien, etc. eran cosas que me suponían un esfuerzo extra y que las llevaba
fatal. Siempre esa presión constante de “mientras hago esto no estoy
estudiando”.
Y además, por mucho que
estudiase, parecía que nunca conseguía “estar al día” de todas las metas que me
iba poniendo para cada día. Me daba la sensación de “ir a rastras” y no terminar
de llevarlo como me gustaría. Siempre esa sensación de inseguridad, de estrés,
de ansiedad y de casi llegar a odiar La Navidad.
Recuerdo que una de mis
motivaciones era pensar que si me sacaba el EIR no tendría la necesidad de
volver a pasar ese calvario navideño. Que por fin podría ver a mis sobrinos
abriendo sus regalitos con esa cara de emoción sin tener que estar encerrada en
casa, como una imbécil.
Pues bien… todo eso cambió Y
MUCHO en mi 2º año Opositril. Me tomé mi tiempo para DESCONECTAR al 200% del
EIR. Desde febrero hasta más o menos Septiembre (¡Casi medio año!). Iba a
volver a presentarme, a estudiar, a ir a una Academia y a volver a tomármelo
muy en serio. Pero algo tenía que cambiar, porque sino no saldría viva
de todo aquello.
A día de hoy quiero pensar que mi
1er año de Oposición me sirvió como entrenamiento PSÍQUICO. Me ayudó a crecer
como persona y a darle a cada cosa la importancia que de verdad tienen, y no la
que yo quise darles en ese momento.
Me enseñó a Priorizar, me hizo
Madurar y a ser más Feliz.
¿QUE CÓMO LO HICE?
NOTA: ATENTAS al segundo punto. Está puesto de un modo muy esquemático y ocupa poco espacio, pero no por
eso hay que darle menos importancia. De hecho para mí es EL MÁS IMPORTANTE,
punto por punto.
1. Primero soy YO, después todo
lo demás.
2. Si quiero que mi cabeza dé lo
mejor de sí, tengo que mimarla:
2.1. Como bien, aunque no me
apetezca
2.2. Duermo 8 horas o al menos lo
intento
2.3. Me impongo descansos que
tengo que cumplir, sí o sí
3. Si no estoy centrada, no
estudio y APROVECHO el tiempo.
¿Cuántas veces os ha pasado
que pasáis horas frente al libro y no hay manera de conseguir ponerse a
estudiar? Al final ni estudias ni descansas. Así que, si el cuerpo te dice que
no estudies… hazle caso y descansa, desconecta. Cogerás el estudio con más
ganas ;) Y sí te pasa muy a menudo, permítete al menos algunos descansos aunque
no sea siempre.
4. Control: Calendario Power.
Sí, vale, no quieras ser
demasiado controladora porque al final acabarás loca. Pero sí poder tener esa
sensación de “lo tengo bajo control, soy yo quien domina la situación y no ella
a mí”.
Hacerme un calendario
personalizado en el que me cuento los días que quedan hasta “El día de” y
repartirme las horas del día según me convenga. ¡Eso me ayudó muchísimo!
5. Contaba con los días “no
inspiradores”.
Me repartía las asignaturas en el
calendario, pero tenía en cuenta los días que tendría menos tiempo para
estudiar (comida de navidad, por ejemplo) y teniendo también en cuenta que no todos
los días tendría las mismas ganas de estudiar.
Se trataba de ser realista
y darme un margen de tiempo para no ir siempre con la lengua fuera y que me
diese la sensación de “ir a rastras” o que no llegaba a mis objetivos… que sé
lo frustrante que es eso.
Así, por ejemplo, si geriatría
sabía que me costaba muy poquito y que en un día lo tenía hecho, me daba 1 día
y medio para estudiar. Así, si ese día era uno de esos “no inspiradores”, sabía
que tenía medio día más. Y si, por el contrario, ese día sí era productivo, me
sentía genial por tener medio día adelantado. ¿Me explico? No sé si se acaba de
entender lo que quiero decir, espero que sí.
Y de momento estos son los 5
puntos que me vienen a la cabeza. Por supuesto, a parte está toda esa parte de
preparación mental en la que tienes que esforzarte visualizando “El día de” en
el que vas a dar lo mejor de ti, que tú puedes, que por qué no lo vas a
conseguir, que el Esfuerzo merecerá la pena, que todo el trabajo realizado
servirá para algo, que tú no eres menos que nadie y que si otros han podido… TÚ
TAMBIÉN.
Tenéis que estar convencidas de
que PODÉIS. Porque todo está en nuestra cabeza y si ni siquiera nos lo creemos
nosotras, poco se puede hacer al respecto.
Por supuesto que habrá días en
que la seguridad tambalee más que otros, claro que sí, es NORMAL. Pero haz el
esfuerzo, visualízate haciendo el examen y saliendo de aquella sala con una
sonrisa de oreja a oreja y pensando “lo he hecho lo mejor que he sabido y
que he podido” y un “estoy orgullosa de mí misma”.
¿Sabéis la satisfacción que da
pensar en uno mismo y estar tremendamente orgulloso de TUS LOGROS personales?
Mirar atrás y decir: “YO HE HECHO ESO y lo he hecho sola”. Poder contar luego
tus batallitas en un Blog, o a tus amigos, o a tus nietos. Poder decir: LO HE
CONSEGUIDO.
Esta no es una entrada Mágica en
la que al terminar de leerla sepas que sí, que una plaza es tuya (¡OJALÁ!).
Pero sí espero al menos que te hayas puesto en el lugar de una persona que pasó
2 veces por ahí.
Y que NO VE su 1ª vez como un
fracaso, sino como un logro personal del que ha aprendido mucho y que cree que
su experiencia puede ayudar a alguien.
A) Si es tu 1ª vez QUÍTATE eso de
la cabeza de “Sacarse el EIR es muy difícil, así que a la primera es casi
imposible… ¿cómo me lo voy a sacar yo a la 1ª, que no soy ningún cerebrito?”.
Créeme, no serías la primera persona.
Sacárselo a la 1ª NO depende de
lo mucho que hayas estudiado o de lo muy inteligente que seas. DEPENDE de lo
preparada que estés psíquicamente. Ahí está el trabajo duro.
Porque coincido con muchas de las
Ex-Opositoras con las que he podido hablar: “Estudié mucho, sé que no fue ese
el problema”.
B) Si esta es tu 2ª, 3ª o la vez
que sea… Tienes algo ganado: la experiencia. Pero piensa que esto, como los
embarazos, cada vez es distinta. Consigue sacar lo mejor de ti misma esta vez y
asegúrate de que llevas los deberes hechos: “Estoy convencida de que puedo, sé
que puedo Y LO HARÉ”.
En tu caso, lo que hay que
quitarse de la cabeza es “Si el año anterior no pude, ¿por qué iba a poder
este?”. Pues porque sí. Porque este año estás infinitamente más preparada y las
veces anteriores sólo eran un entrenamiento ;)
Que no te pierdas a tus sobrinos
abriendo emocionadísimos sus regalos, porque es algo que no se va a volver a
repetir: el año que viene tendrán un año más.
Que te tomes una taza de
chocolate caliente mientras te calientas la mano tocando la taza.
Que le sonrías a tu madre porque
ha preparado tu comida favorita. Y que te quedes a comer con ella. Y que
después de comer os quedéis a hablar un ratito mientras os tomáis el postre.
Que disfrutes de su compañía.
Que te dejes abrazar. Que te
dejes querer. Que te dejes mimar.
Que te llenes la bañera de agua
caliente con espuma mientras escuchas tu música favorita.
Que te entre pereza al
despertarte y se te enfríe el dedo índice al sacarlo de debajo de la manta. Que
mires el despertador y te programes 10 minutos más mientras te acurrucas de
nuevo en la cama. Qué calorcito.
Que disfrutes del sol, si es que
ha salido. O que disfrutes de la lluvia si es que está lloviendo.
Que abras la ventana aunque haga
muucho frío. Que asomes la cara y recuerdes que hay algo más ahí fuera y no
todo está en el libro que tienes sobre la mesa. Que se te enfríe el rostro y
que vuelva a entrar en calor al cerrar la ventana.
Tientas taantas cosas que hacer…
Y NO TODO ES EL EIR.
¡Feliz Navidad!
María.
4 comentarios:
Hola Maria,
Gracias por tus dosis de motivación, en mi caso es el 3º año que me presento. Y si me siento muy bipolar
Es cierto que ya tengo la experiencia,pero el miedo no desaparece, aunque no me rindo. Una plaza es mía!
Bueno..que si me pongo te lo cuento todo... gracias x motivarnos con tu entrada.
Un saludo y felices fiestas!
¡Hola Susy M.!
Muchas gracias por tu comentario, me encantará leer todo lo que te apetezca compartir conmigo ya sea por aquí o en el grupo en Facebook ;)
Un saludo,
María.
Me enfrentaré al EIR 2015, por lo que me tomo al pie de la letra esta entrada para las próximas navidades.. en las que me encontraré sumergida en los apuntes :-)
Tus entradas son fuente de motivación, de ver que se pueden conseguir las cosas con un esfuerzo SANO!
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