lunes, 22 de septiembre de 2014

59. UNA GUARDIA PARA RECORDAR



Un domingo por la noche. He podido descansar dos días, tengo ganas de trabajar. Me gustan las noches, el ambiente que se crea. Me parece todo mucho más íntimo. 

A las 19:30 estamos las 8 Matronas que comenzamos el turno en la “office”, todas mirando a la “board” donde hay unas 3 mujeres en todo paritorio. Es muy poco, el ambiente está tranquilo. La “team leader” del turno anterior nos explica el caso de cada mujer. Termina y llega el momento de “qué Matrona irá con qué mujer”. Silencio. Yo sonrío. 

  • “I would like to go to the pool room”.- Le digo yo decidida a la “team leader”
  • Have you done it before?”.- Me pregunta ella.
  • Yes!”
  • Ok, sure. Go then!

En la pool room estaba C., una Matrona española con mucha experiencia. Era la primera vez que me daba ella el “handover” (cambio de turno). En el agua una primi, en dilatación completa y con pujo activo. A su lado su pareja y su hermana. Un ambiente cálido y tranquilo, luz ténue. La chica que estaba de parto tenía miedo, lloraba. C. y yo intentábamos calmarle. La verdad es que lo estaba haciendo genial. A cuatro patas dentro del agua, yo con unos guantes que me llegaban hasta el codo. Iba mirando el periné con un espejo que metía en el agua y cada 5 minutos escuchaba la FCF con el sonicaid, durante 1 minuto después de una contracción. El bebé estaba feliz, sin deceleraciones. Embarazo y parto de bajo riesgo, de los que me gustan a mí y que se me había olvidado… 

Poco después de comenzar mi guardia nació una niña preciosa. Tan tranquila que ni siquiera lloró. Se quedó dormida poco tiempo después de nacer, en los brazos de su madre y con todo el cuerpo sumergido bajo el agua excepto la cabeza. Yo iba comprobando el tono, al principio el tono era de una puntuación de 1 en el test de apgar. Tardó unos minutos en llegar al 2. Pero tenía un color rosa precioso, el resto todo bien. En el agua a penas había sangrado, la parturienta estaba pletórica y sus dos acompañantes también. Yo emocionada, agradecida por haber podido presenciar eso. Y sobretodo pensando que ese había sido un muy buen comienzo de mi guardia. 

FOTO: Waterbirth, sacada de internet.


Lo que no sabía es que unas cuantas horas más tarde me tocaría compartir amanecer con una terci. Recuerdo estar en la habitación y mirar por la ventana de vez en cuando. Ver cómo aquella oscuridad de la noche se iba convirtiendo en un cielo cada vez más claro. Los rayos de sol dejándose ver tímidamente entre algunas nubes. Pero era de noche, aún era de noche. Mi segundo bebé de la noche nació a las 6 de la mañana, sólo 1h y media antes del “handover”. Pero había tenido tiempo más que suficiente para descansar de mi anterior parto, yo volvía a estar a tope y con ganas. Sabía que a partir del día siguiente iba a tener una semana de vacaciones y eso motiva :) 

Fue un parto de los de grabar en video y mirarlo 400 veces sin cansarte. De los que no hay que hacer nada, sólo mirar. De causalidad me puse los guantes, porque no tenía intención ninguna de “meter mano”. En unos pocos empujones salió lentamente la cabeza. La bolsa estaba íntegra, por lo que lo primero en asomar al periné fue el saco amniótico. Recuerdo pensar una y otra vez “ojalá no se rompa y el bebé nazca con bolsa íntegra”. Pero no, al final se rompió justo 1 minuto antes de que saliese la cabecita. Esperamos a la siguiente contracción, que llegó exactamente 3 minutos después. En esa contracción salió el hombro anterior acompañado de una pequeña manita. Después el resto y directamente a la mamá, piel con piel. Una niña chiquitina, de 2,6kg (a término). Antes de eso pude ver cómo la cabeza hacía sus movimientos de rotación, hacia un lado y hacia otro; cómo la pequeña estaba buscando el mejor camino para nacer. 
En este caso sí que lloró, que es a lo que yo estoy acostumbrada. Por eso me sorprendió tantísimo ver a un bebé durmiéndose justo poco después de nacer como en el caso del “waterbirth” que tuve al inicio de la guardia. 

El periné estaba íntegro, por lo que a mí poco más me quedaba que hacer excepto preparar té con tostadas y papeleo. Ese papeleo que tantas veces me imaginé haciendo en España, firmando registros de nacimiento ya como Matrona titulada. 


FOTO: Matrona con bebé, sacada de internet.

No todas las guardias son así, qué va. De hecho he trabajado 81 horas en tan sólo 9 días (no es lo habitual) y ha sido en mis últimas 12 horas de esas 81 en las que por fin podía decir que lo había disfrutado como una enana. 
De camino a casa pensé: hay un trabajo en el que todos los partos son así. Ese trabajo existe: un centro de parto natural. Y ahí es donde me veo. No me imagino haciendo guardias como esa última pero día a día. Creo que puedo morir de amor :) Por supuesto que no siempre va todo bien, siempre hay un cierto grado de riesgo, pero la diferencia entre un hospital de alto riesgo y un centro de parto natural… se nota, se nota mucho. 

Pero dicen que todo pasa por algo, y yo por el momento estoy contenta de la decisión que tomé en su día. Soy una Matrona novata y estoy aprendiendo muchísimo. Hace poco tuve una hemorragia posparto de nada más y nada menos que 2,2 litros. La “team leader” me dijo que me vio bien. Yo no sé si estuve bien o no, pero sé que de todo se aprende y esa sin duda es una experiencia más que meter en mi mochila. 


Quiero que cuando se me olvide por qué soy Matrona me dé por releer esta entrada y que me transmita, aunque sea una mínima parte, la felicidad que sentí yo ayer en esa guardia. 
Y ojalá también haya conseguido transmitírosla a vosotras, que me pedís entradas como esta. 

FOTO: Matrona con sonicaid, auscultando la FCF; sacada de internet.


Pues ahí va, sin pensar y a las dos de la mañana. Mi relato de una guardia que no quiero olvidar. En un hospital inglés, pariendo en inglés



María.