7. LA SILLA MÁGICA

   Para las que echabais de menos una nueva historieta aquí vuelvo con una, a ver cómo sale el asunto. Os dejo leyendo ;)

   Pensé hacer esto del Blog sobretodo por comodidad propia, por poder decir “mira el blog” cuando me preguntasen una y otra vez las mismas cuestiones (“¿cómo fue el día del examen?, ¿cómo te lo has preparado?” etc.), pero la verdad es que también me está sirviendo como “autoayuda”. Para desahogarme y reflexionar, para compartir vivencias con gente como yo… Eso sí, intentaré aportar algo Útil para la Humanidad de vez en cuando J

   Estos últimos días he vivido varios momentos especialmente Intensos y a la vez Emocionantes, momentos que podrían pasar desapercibidos pero que me gustaría rescatar de mi día a día y plasmarlos en un pequeño y humilde espacio bloguil.

   Podría empezar, por ejemplo, explicando el por qué de este extraño título. Pues bien, lo he puesto porque fue algo que dijo mi novio –más o menos-, así como sin pensar. Lo dijo porque fue lo que sentía en ese momento y creo que le salió del corazón.

   Me dijo: “Cuando te sientas en ESA silla te transformas en otra persona”. Y me quedé en shock, no supe reaccionar. Lo primero que me vino a la cabeza es… “¿de verdad?”. Me hizo pensar sobre el lugar que llega a ocupar el EIR en nuestras vidas, la importancia que cobra y la de veces que se vuelve Protagonista en nuestro día a día sin a penas darnos cuenta, en un abrir y cerrar de ojos. Vamos introduciéndolo en nuestro día a día, tan poco a poco que al final vamos asumiendo esos cambios como algo normal, algo más. En la capacidad que tiene de INFLUIR en nosotros, hasta el punto de hacernos ser otra persona, de coger la llave de casa y cerrar por fuera, de imponerte el Uniforme de Trabajo sin que puedas darte cuenta, de posponer para el año próximo las caritas de felicidad de tus sobrinos al abrir los regalos de Navidad.

   La palabra es RENUNCIAR y eso lo sabéis algunas mucho mejor que yo. Hay MADRES que se ocupan de sus niños, de la casa, de trabajar… y aún con todo eso sacan tiempo de debajo de las piedras para la Oposición. Lo de las Madres es sólo un ejemplo, por poner alguno, pero hay taantos casos distintos y complejos…

   Quizás esta nueva entrada dé la sensación de “actitud derrotista” hasta el momento, pero no es eso lo que quiero transmitir. Al menos no ahora, porque esto va de otra cosa.

Esto va de la SUERTE que creo que tengo por disponer de “todas las horas del mundo”, de poder Opositar sin Trabajar, de tener un Novio que me apoya –y además me hace reflexionar-, de tener una Familia que me comprende (…), de tener tantas cosas y tener que pararme a recordarlas para que no pasen de largo.

   Esto va de que además de todo eso ME TRANSFORMO en otra persona, como bien decía mi niño, cuando me siento en esta silla. La Silla sobre la que estoy ahora mismo, en mi cuarto habitual de estudio.

   Esta silla tiene la capacidad de quitarme una sonrisa, de cambiar mi lista de prioriodades, de hacerme renunciar a un paseo con mi novio, de atraparme y no soltarme. A veces no somos conscientes de ello, pero es cierto: ESTO NOS CAMBIA. Sólo quería soltar esto como una reflexión en voz alta (sí, yo lo siento así cuando lo escribo) porque de vez en cuando creo que hay que pararse a pensar dónde estamos y cómo hemos llegado hasta ese punto, quienes somos y a dónde vamos.

   Invertir unos minutos de nuestras Ocupadas Vidas en un esfuerzo por ralentizar la marcha y ser consciente de cada paso que damos. Porque a veces corremos y no nos damos cuenta hasta que tenemos que parar a coger Aire.

Y hasta aquí la primera parte, ahora vamos con la 2ª:

   En esta parte me gustaría incluir las últimas palabras que quiso dedicarme mi chico antes de irse para no volver a vernos hasta el 28 de enero. Pero antes de decíroslas, tenéis que poneros en situación, ¿vale?

   Llevamos una relación a distancia desde hace más de 6 años, de hecho vamos camino de los 7 (¡lo pienso y no me lo creo!). Nos vemos cada mes y medio más o menos, cuando podemos. Cuando estamos juntos vivimos esos 4 ó 5 días lo más intensamente que podemos… Hasta que llega el día de la despedida.

   Cuando es él quien viene a mi pueblo y no yo al suyo, se ha convertido en una costumbre el hecho de esperar en la esquina de mi calle para ver cómo se va alejando de mí. Sí, sé que suena muy peliculero… ¡pero es la verdad! J

   En fin, que a mitad de calle suele bajar la velocidad momentáneamente para asomarse por la ventanilla y gritar un “¡TE QUIERO!” a los cuatro vientos. Quizás a algunas les podría dar vergüenza, pero a mí no. Lo que yo siento en ese momento es: “qué suerte tengo de no sentir vergüenza, de quererle tanto y que sea recíproco”.

   Esta vez, cómo no, hizo lo mismo. Yo esperaba el momento en que asomase su cabecilla y escuchar lo que tanto me gusta oír, pero no dijo “te quiero”, esta vez no. Pronunció 2 palabras que no se me olvidarán nunca y que hasta ahora no me las había dicho: “MI MATRONA”. O quizás sí lo había hecho, pero no con esa emotividad.

   Como ya os he dicho antes, tenéis que poneros en situación para llegar a imaginar una mínima parte de lo que pude sentir en ese momento. De hecho es que no supe reaccionar. Yo, que esperaba otras 2 conocidas palabras, de repente me vi allí sin poder contestarle. Así que me limité a quedarme allí de pie, inmóvil y con las lagrimillas asomando por el rabillo del ojo.

   Me di la vuelta y me dispuse a volver a casa.

¿Qué tal, suficiente por hoy?

Esta entrada se la dedico especialmente a la bloguera Inma, por el último comentario que me hizo respecto al Blog.

María.

P.D.: Os recomiendo ver el siguiente video, de principio a fin. No tiene desperdicio.
http://www.youtube.com/watch?v=ZRW5lnFPvQg