Qué raro es ver fotos tuyas de
hace tan sólo 4 meses y no reconocerte. Ver a una persona completamente
distinta… la mirada, la sonrisa, todo.
Sabía que la María que volverá a
España no sería la misma que la que vino a Inglaterra, pero ¿hasta el punto de no
reconocerme en las fotos? Estoy cambiando a una velocidad que me da vértigo,
se me tambalean los esquemas. Me da miedo pensar que no sé en quién me estoy
convirtiendo, en si me va a gustar ese “nuevo YO”.
Cuando me he visto en las fotos
ha sido casi como volver a la adolescencia, esa etapa en la que parece que
estás en un proceso continuo de averiguar quién eres. Me gustaría soltarme y
decir: que sea lo que tenga que ser… pero tampoco quiero convertirme en una
persona arisca, que no quiere involucrarse demasiado por el miedo a perder, que
guarda demasiado las distancias, que mira con desconfianza porque lo ha
pasado mal.
Nuestras vivencias son las que
nos hacen ser de un modo u otro, y yo últimamente me siento ENVEJECIDA. Sí, esa
es la palabra. Me siento demasiado mayor, cuando yo en las fotos de hace unos
meses me veía niña… cuando aún me quedaba un poco de inocencia.
Ahora siento como si me hubiese
creado mi burbuja de protección, a la que no pueden acercarse a menos de 2
metros. Y yo nunca he sido así.
Sé que todo pasa por algo y que
quizás es porque ahora es lo que me pide el cuerpo, y que no siempre tiene por
qué ser así, pero no sé… es raro.
Sea como sea, lo que está claro
es que SOY DIFERENTE. Y aún no sé muy bien hacia dónde voy, pero creo que estoy
dando pasos en la dirección correcta. Estos momentos a solas, de pensar en todo
y en nada. De redescubrirme, de centrarme en mí, de quererme. De intentar
averiguar quién soy y quién no quiero ser.
FOTO: Mini María, inocente.
FOTO: Yo, MJ y Alga... una compañera de viaje que me cuidaba mientras dormía.
Quiero seguir teniendo ESTA
mirada de inocencia.
Quiero seguir recordando que en
algún momento tuve las ojeras más horribles de mi vida, pero no quiero pensar
en ello cada día.
FOTO: Finales del 2013, una de las peores épocas de mi vida.
Quiero tener como referencia mi
YO de antes, el de hace tan sólo unos meses para que no se me olvide de dónde
vengo.
Quiero volver a ver las fotos en
las que salgo con la mirada de “no tengo ganas de nada, ni siquiera de
arreglarme”… para recordar que no quiero volver a eso.
FOTO: así no.
Y quiero seguir acordándome de lo
mucho que he cambiado y de todo lo que he conseguido por mí misma. Esa mirada
envejecida que espero poder frenar, que no vaya a más. Que se quede como está o
que vuelva a lo que era, que recuerde cómo era y cómo quiere ser.
FOTO: Ahora.
Y que de vez en cuando recuerde qué es sonreír con inocencia.
Y que de vez en cuando recuerde qué es sonreír con inocencia.
Ánimo a todas las personas que
también han envejecido más de la cuenta. Que tampoco se reconocen en las
fotos. A las personas a las que también les tambalean los esquemas, que tampoco
tienen claro a dónde van. Que están en proceso de reencontrarse a sí mismas…
La clave está en intentar
disfrutar del camino ;)
María.
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